viernes, 27 de septiembre de 2013


Lincoln, Obama y la ley de migración
José Tomás Pérez
Seres humanos que, al igual que los negros esclavos emancipados por Lincoln, viven una vida miserable, huyendo de la persecusion de las autoridades de inmigracion, hacinandose en cuartuchos en condiciones deplorables, separados de su esposas e hijos por la insalvable distancia legal que le impone el autoexilio. Son semi-esclavos que trabajan por sueldos de miseria, sin exigir consideracion y derecho, que se mueven en las calles sin proteccion, que no tienen atencion medica legal y que no pueden accesar ni a las escuelas ni a las universidades.
Barak Obama, el primer presidente negro de los Estados Unidos, descendiente directo de una raza que fue esclavizada en su propio pais, ha puesto en accion la corriente emancipadora de esta nueva clase de esclavos. Interpretando y despertando el sentimiento liberador de esta gente, el Presidente Obama, similar a como lo hiciera Abraham Lincoln hace casi 150 años, ha conducido a politicos, congresistas, comunicadores y funcionarios a activar el motor de la maquinaria legal que tiene que incidir y decidir sobre la solucion del caso de estos once millones de indocumentados.
Las trabas y barreras a romper son muchas y variadas. Los grupos nacionalistas radicales tienen armas poderosas con la que intentan a diario bloquear la iniciativa de reforma migratoria inspirada por el Presidente Obama y un numero importante de congresistas. Las deportaciones de indocumentados son masivas. Solo en el 2012 fueron expulsados de los Estados Unidos 409,849 y, como en los mejores tiempos del regimen esclavista del sur, aun se destacan cazadores de inmigrantes, como el alguacil del condado de Maricopa, Arizona, Joe Arpaio, descendiente de inmigrante por demas, quien en los ultimos tiempos ha demostrado condiciones de perseguidor tan excepcionales que en nada hubieran tenido que envidiar los brutales cazadores de esclavos del siglo XVIII y XIX.
La comunidad latina de los Estados Unidos, que ya se ha convertido, por encima de los afroamericanos, en la minoria de mayor incidencia en los asuntos politicos de ese Pais y que demostro su poder electoral en las elecciones presidenciales de noviembre del 2012, contribuyendo de manera decisiva con el triunfo de Barak Obama, debe cerrar fi la de manera unanime al lado del Presidente.
Todos reconocemos que los norteamericanos estan en su derecho de proteger sus fronteras contra la inmigracion ilegal.
Asi lo hacemos los dominicanos con la nuestra, los franceses con la suya, los españoles, los alemanes, los ingleses y todas las demas naciones que se encuentran en condicion de vulnerabilidad frente a este fenomeno. Pero 11 millones de inmigrantes indocumentados es una realidad tan incontrovertible y humana como lo fue aquella corriente inmigratoria que poblo a los Estados Unidos durante los siglos XIX y XX y que motivo a esa nacion a otorgarle la ciudadania a millones de inmigrantes procedentes de Rusia, Alemania, Italia, China, Japon y de una multitud mas de paises, quienes luego se convirtieron en protagonistas fundamentales del desarrollo economico, social y cultural de esa gran nación.
A Barak Obama, como lo hiciera Abraham Lincoln con los esclavos negros en 1863, le ha tocado levantar la bandera de la solidaridad y el apoyo en favor de esa poblacion de inmigrantes indocumentados, numerosa pero indefensa. Su decision no solo se valora como una accion de valentia, sino que al mismo tiempo terminara otorgandole una estatura que solo esta reservada para los grandes lideres de la historia.
El Premio Nobel de la Paz que le otorgo la Academia de Estocolmo en el año 2009 y que muchos consideraron prematuro, tendria sobrada justifi cacion si Obama es capaz de sobreponerse a los poderosos grupos que se oponen a la Reforma Migratoria, convirtiendo la aprobacion de esta ley en un acto de emancipacion a una multitud de hombres y mujeres, que sin ningun tipo de derecho que los ampare, viven una vida casi igual a la de los esclavos.
El pueblo norteamericano, abierto y solidario, como siempre, ha manifestado por medio de encuestas y otros mecanismos de expresion publica su opinion favorable a la reforma migratoria. Esperemos que los congresistas sean capaces de interpretar ese sentimiento. 

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